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martes, 29 de julio de 2014

10 contra 10

Por supuesto que antes que nada están los 10 mandamientos de Dios revelados a Moisés, pero como en esta época estamos dados a mostrar los 10 de todo, presento los 10 consejos de P Francisco para ser feliz, y más abajo los 10 consejos de PE Benedicto  XVI dados a la juventud en una JMJ en 2009. Cada quien saque sus propias conclusiones yo sólo doy la información.
 
“1- Viví y dejá vivir.
 “Acá los romanos tienen un dicho y podríamos tomarlo como un hilo para tirar de la fórmula esa que dice: ”Anda adelante y deja que la gente vaya adelante”. Viví y dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad”.
 
2- Darse a los demás.
 “Si uno se estanca, corre el riesgo de ser egoísta. Y el agua estancada es la primera que se corrompe”.
 
3- Moverse remansadamente.
“En Don Segundo Sombra hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. El protagonista. Dice que de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, ese último adjetivo, remansado. La capacidad de moverse con benevolencia y humildad, el remanso de la vida. Los ancianos tienen esa sabiduría, son la memoria de su pueblo. Y un pueblo que no cuida a su ancianos no tiene futuro”.
 
4- Jugar con los chicos.
 “El consumismo nos lleva a esa ansiedad de perder la sana cultura del ocio, leer, disfrutar del arte. Ahora confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá joven le preguntaba: “¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?” Y era una pregunta que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una cultura sana. Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a veces cuando los hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo”.
 
5- Compartir los domingos con la familia.
 “El otro día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable. El domingo es para la familia”.
 
6- Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo.
“Hay que ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da llevar el pan a casa”.
 
7. Cuidar la naturaleza.
 “Hay que cuidar la creación y no lo estamos haciendo. Es uno de los desafíos más grandes que tenemos”.
 
8. Olvidarse rápido de lo negativo.
 “La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo negativo es sano”.
 
9. Respetar al que piensa distinto.
 “Podemos inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza: ”Yo dialogo contigo para convencerte”, no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo”.
 
10. Buscar activamente la paz.
“Estamos viviendo en una época de mucha guerra. En África parecen guerras tribales, pero son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz activa”.
 
 
 
 
1) Dialogar con Dios
«Alguno de vosotros podría tal vez identificarse con la descripción que Edith Stein hizo de su propia adolescencia, ella, que vivió después en el Carmelo de Colonia: «Había perdido consciente y deliberadamente la costumbre de rezar». Durante estos días podréis recobrar la experiencia vibrante de la oración como diálogo con Dios, del que sabemos que nos ama y al que, a la vez, queremos amar».
 
2) Contarle las penas y alegrías
«Abrid vuestro corazón a Dios. Dejaos sorprender por Cristo. Dadle el «derecho a hablaros» durante estos días. Abrid las puertas de vuestra ibertad a su amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo, dejando que él ilumine con su luz vuestra mente y toque con su gracia vuestro corazón.
 
3) No desconfiar de Cristo
«Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía. Sólo él da plenitud de vida a la humanidad.
Decid, con María, vuestro «sí» al Dios que quiere entregarse a vosotros. Os repito hoy lo que dije al principio de mi pontificado: «Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren de par en par las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera».
Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo».
 
4) Estar alegres: querer ser santos
«Más allá de las vocaciones de especial consagración, está la vocación propia de todo bautizado: también es esta una vocación a aquel «alto grado» de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad.
Cuando se encuentra a Jesús y se acoge su Evangelio, la vida cambia y uno es empujado a comunicar a los demás la propia experiencia (...). La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad. Os invito a que os esforcéis estos días por servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste. El encuentro con Jesucristo os permitirá gustar interiormente la alegría de su presencia viva y vivificante, para testimoniarla después en vuestro entorno».
 
5) Dios: tema de conversación con los amigos
«Son tantos nuestros compañeros que todavía no conocen el amor de Dios, o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo. Queridos jóvenes, la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás».
 
6) El domingo, ir a Misa
No os dejéis disuadir de participar en la Eucaristía dominical y ayudad también a los demás a descubrirla. Ciertamente, para que de ella emane la alegría que necesitamos, debemos aprender a comprenderla cada vez más profundamente, debemos aprender a amarla. Comprometámonos a ello, ¡vale la pena!
Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos fiesta para nosotros, sino que es, en cambio, el mismo Dios viviente el que prepara una fiesta para nosotros. Con el amor a la Eucaristía redescubriréis también el sacramento de la Reconciliación, en el cual la bondad misericordiosa de Dios permite siempre iniciar de nuevo nuestra vida.
 
7) Demostrar que Dios no es triste
Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia él. Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla. En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marche igualmente sin él. Pero al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea así! Verdaderamente no.
 
8) Conocer la fe
Ayudad a los hombres a descubrir la verdadera estrella que nos indica el camino: Jesucristo. Tratemos nosotros mismos de conocerlo cada vez mejor para poder guiar también, de modo convincente, a los demás hacia él. Por esto es tan importante el amor a la sagrada Escritura y, en consecuencia, conocer la fe de la Iglesia que nos muestra el sentido de la Escritura.
 
9) Ayudar: ser útil
Si pensamos y vivimos en virtud de la comunión con Cristo, entonces se nos abren los ojos. Entonces no nos adaptaremos más a seguir viviendo preocupados solamente por nosotros mismos, sino que veremos dónde y cómo somos necesarios. Viviendo y actuando así nos daremos cuenta bien pronto que es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comodidades que se nos ofrecen. Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demostrádselo a los hombres, demostrádselo al mundo, que espera exactamente este testimonio de los discípulos de Jesucristo y que, sobre todo mediante vuestro amor, podrá descubrir la estrella que como creyentes seguimos.
 
10) Leer la Biblia
El secreto para tener un «corazón que entienda» es formarse un corazón capaz de escuchar. Esto se consigue meditando sin cesar la palabra de Dios y permaneciendo enraizados en ella, mediante el esfuerzo de conocerla siempre mejor. Queridos jóvenes, os exhorto a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir. Leyéndola, aprenderéis a conocer a Cristo. San Jerónimo observa al respecto: «El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo».

En resumen...

Construir la vida sobre Cristo, acogiendo con alegría la palabra y poniendo en práctica la doctrina: ¡he aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a para difundir el Evangelio por todas partes. ¡Esto es lo que os pide el Señor, a esto os invita la Iglesia, esto es lo que el mundo - aun sin saberlo - espera de vosotros! Y si Jesús os llama, no tengáis miedo de responderle con generosidad, especialmente cuando os propone de seguirlo en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. No tengáis miedo; fiaos de Él y no quedaréis decepcionados.
 
fuente: iglesia.org tradiciondigital.es

jueves, 5 de septiembre de 2013

Por la paz en Siria

Como hay demonios que sólo se vencen con oración y ayuno, recomendamos para esta jornada convocada por el papa Francisco, la siguiente:
 
Consagración del Género Humano
al Sacratísimo Corazón de Jesús
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar; vuestros somos y vuestros queremos ser y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.
 
Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. Oh Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.
 
Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.
Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos: devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.
Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron.
Conceded, oh Señor, incolumnidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no suene sino esta voz:

¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud,
a Él se entonen cánticos de honor y de gloria
por los siglos de los siglos!
Amén.

miércoles, 24 de abril de 2013

Guatemala: más y más sectas

Casa de Dios inaugura sede

El próximo domingo se efectuarán cuatro servicios religiosos para la consagración de la nueva sede de la iglesia evangélica Casa de Dios, ubicada en el kilómetro 21 de la carretera a El Salvador.

POR LA REDACCION
 
"A quienes deseen acompañarnos y conocer nuestra nueva casa, los invitamos a que puedan asistir el domingo 28 a cualquiera de las cuatro reuniones organizadas para la consagración: a las 8, 11:30, 13 y 18 horas", esplicó el Pastor Raul Marroquín, director de logística de Casa de Dios.
La nueva sede cuenta con 11 mil butacas, y parqueo para tres mil 500 vehículos. Además, estarán habilitados los parqueos de la antigua Casa de Dios, que tiene mil estacionamientos.
 
DEOM: Y nosotros, ¿qué hacemos para evitar que nuestros hermanos guatemaltecos corran al fuego eterno? Encima de que les quitan el dinero, pervierten su espíritu y les evitan llegar al Paraíso.
 
¿Qué edad tiene tu Iglesia?
 
Si eres de la iglesia Betania, Casa de Dios, El Calvario, Miel, Elim, y demás grupos pentecostales de Guatemala, tu secta empezó en Guatemala con personas como Otoniel Ríos Paredes por 1960 quien se había separado de "tu iglesia", y los grupos actuales surgieron de la división sucesiva de grupos similares muchas veces por más motivos económicos que espirituales. Cristo a nadie dio misión de fundar iglesias y sembrar la confusión entre sus ovejas. Una iglesia fundada por hombres no es la Iglesia de Cristo puesto que Cristo fundó su Iglesia hace 2000 años. Dejemos de jugar con la Biblia manipulada.
 
Los protestantes nunca fueron de Jesucristo, Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, fundó su Iglesia sobre la roca inconmovible de Pedro. (San Mateo, 16,18) que fue el primer Papa. Después de San Pedro hasta el año 2012 hubo 265 Papas sucesores legítimos de San Pedro. El Papa tiene la función de San Pedro: Apacentar el rebaño de Cristo (ovejas y ocrderos, sacerdotes y fieles), defender el rebaño contra las divisiones y errores, sectas y charlatanes.
 fuente: Breve Catecismo Católico, Bíblico y Apologético (2012)
 
Papa Francisco: Jesús está en Su Iglesia
 
El Santo Padre en el día de su onomástico presidió a las 10 de esta mañana en la Capilla Paulina del Vaticano, una misa con los cardenales residentes en Roma. El Pontífice agradeció a los purpurados el haber venido a concelebrar con él la Eucaristía. “Gracias -dijo- porque yo me encuentro muy bien acogido por ustedes. Gracias, me siento bien con ustedes”. El Papa centró su homilía en tres puntos: el fervor de evangelización de los primeros cristianos; la Iglesia Madre que nos da la fe; y la dulce y consoladora alegría del misionero. Francisco afirmó que “no se puede creer en Jesús sin la Iglesia”.

La lectura de hoy me hace pensar que en el momento en que estalla la persecución se desata también la actividad misionera de la Iglesia. Y aquellos cristianos habían llegado hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y habían proclamado la Palabra. Tenían dentro este fervor apostólico…La fe viene difundida de esta manera.
El Santo Padre explicó que la iniciativa de evangelizar y llegar hasta el punto de hablar de ello también a los griegos fue una gracia que infundió el Espíritu Santo, que empujaba cada vez más a los primeros apóstoles. “Pero en Jerusalén -dijo el Papa- esto les puso un poco nerviosos y enviaron a Bernabé, “en visita apostólica”. En sentido humorístico, podemos decir –ha explicado Francisco- la visita de Bernabé fue el inicio teológico de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Y Él vio, y vio que las cosas iban bien. Y así la Iglesia es Madre, Madre de más hijos, de muchos más hijos. Se convierte en Madre, Madre, Madre cada vez más. Madre que nos da la fe, la Madre que nos da una identidad. Pero la identidad cristiana no es una tarjeta de identidad: la identidad cristiana es la pertenencia a la Iglesia, porque todos ellos pertenecían a la Iglesia, a la Iglesia Madre. Porque, encontrar a Jesús fuera de la Iglesia no es posible. El gran Papa Pablo VI dijo: “Es una dicotomía absurda, querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia”. Y la Iglesia Madre que nos da Jesús nos da la identidad que no es sólo un sello: es una pertenencia. Identidad significa pertenencia. ¡Pertenecer a la Iglesia, esto es hermoso!
Y cuando Bernabé comprobó con sus propios ojos ha dicho el Papa que “una gran multitud fue agregada al Señor, tuvo una alegría”.
“Cuando llegó y vio la gracia de Dios, se alegró”: Éste es el gozo del evangelizador. Y como decía Pablo VI, “es la alegría dulce y reconfortante de la evangelización.” Y esta alegría empieza con una persecución, con una gran tristeza, y termina con alegría. Y así, la Iglesia sigue adelante, dice un santo – no me acuerdo ahora quien – “entre las persecuciones del mundo y los consuelos del Señor”.
“Así es la vida de la Iglesia. Si queremos ir un poco por el camino mundano, de la negociación con el mundo, como hacían los Macabeos, -ha dicho el Papa- nunca tendremos el consuelo del Señor”. Si buscamos solo el consuelo, será un consuelo superficial, no el del Señor, que es un consuelo humano.
La Iglesia siempre va entre la Cruz y la Resurrección, entre las persecuciones y los consuelos del Señor. Y éste es el camino: quien va por este camino no se equivoca. Pensemos hoy en la actividad misionera de la Iglesia: ellos salieron de sí mismo para evangelizar. Incluso aquellos que tuvieron el coraje de proclamar a Jesús a los griegos, una cosa casi escandalosa en aquel momento. Pensemos en esta Madre Iglesia que crece, crece con nuevos hijos a los que se da la identidad de la fe, porque no se puede creer en Jesús sin la Iglesia.

fuente: Prensa Libre, Revista Ecclesia
 
DEOM: El que tenga oídos...
 
 

lunes, 22 de abril de 2013

De profundis: De Benedicto a Francisco

Este es el editorial mensual del blog. De profundis: desde lo profundo de mi alma y pensamiento. Espero que nadie se ofenda y lo que aquí se escriba se lo tomen con filosofía y si no lo comparten, ahí queda. Bueno les va.
La semana pasada un caro amigo me soltó una pregunta a manera de reto: ¿Qué ha hecho este Papa para que los medios lo hayan puesto donde lo tienen (en la papolatría) y que hizo el otro para que lo tengan muerto y sepultado en vida? -y crucificándolo aún- aguegué yo. Bueno, la respuesta no es fácil y muchos siguen buscándola. La crisis no ha terminado pero ya se olvidó. Todo es alegría, todo es buena onda y buen rollo. Pero las almas siguen corriendo a la condenación eterna. Francisco en sus homilías ha dicho cosas bastante ortodoxas, ha hablado del amar a Cristo crucificado, de sacerdotes que sean curas y no funcionarios, de cuidarse del demonio, etc. Muy bien, muy bien, pero la práctica...
 La alta sensibilidad de Benedicto le permitió descubrir la fisura en la unidad de la Iglesia, supo que una adecuada renovación litúrgica traería, poco a poco, la verdadera renovación del Cristianismo. Ver en la historia y tradición bimilenaria de la Iglesia, la solución a sus problemas. Pareciera que no tiene que ver una cosa con otra, pero resulta que los grandes santos vivieron otra liturgia, otro reinado de Cristo, sí otra sociedad...
Benedicto aseguró que la misa codificada en el concilio de Trento nunca había sido abrogada (como si eso se pudiera), restauró el uso de la casulla romana, la correcta traducción del Pro multis, el uso del fanón, la férula de Pio IX, la disposición del crucifijo en el centro del altar rodeado de tres candeleros a cada lado, impulsó el uso del latín (aún lengua oficial del cristianismo), canto gregoriano, etc. Claro no lo hizo desde el primer día. Fue un cambio paulatino, casi como para que lo asimiláramos sin darnos cuenta.
Francisco hace todo lo contrario, no canta, no dice las misas en latín ( la mayoría las hace en italiano) le gusta hacerse llamar obispo de Roma y no Papa, usa el adefesio de férula de Paulo VI (es horrible) no sigue las rúbricas estrictamente, es austero (lo cual es bueno, pero no confundir con humildad)...
En fin, talvez sólo tiene mal gusto...
La respuesta a la pregunta que inició este editorial no la tengo yo, y no quiero ponerme a pensar porque el abanico de posibilidades es enorme. Todos hacen leña del árbol caído, pero a los verdaderos católicos sólo nos queda abrazarnos a Cristo y su mensaje, a la historia y tradición de Su Iglesia, vivir los sacramentos, rezar, hacer obras de misecordia espirituales y corporales y ver en el Vicario de Cristo al hombre que guía la barca, pero una barca que no es suya y que como todos, también tendrá que rendir cuentas de los talentos que se le dieron.
Hasta el próximo De profundis.