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martes, 12 de noviembre de 2013

¿Modernismo en la Iglesia actalmente?

Artículo del P. Iraburu,  en Infocatólica, no comparto todo, pero si una gran  parte.  A ver donde nos identificamos...
 
 
–O sea que el modernismo pervive.
–Sus representantes principales están ya muy viejos. Pero todavía el modernismo es como las termitas en no pocas Iglesias locales.
 
–El siglo XIX es un hervidero de errores contra la fe católica. León XIII, como ya vimos (243) publica la encíclica Providentissimus; sobre los estudios bíblicos (1893), saliendo al paso de un cúmulo de errores contra la Sagrada Escritura y los dogmas de la Iglesia. En ella señala que la raíz de todos esos errores está en los principios de «una vana filosofía y del racionalismo» (40); pero apenas entra a describir y combatir esos principios. Son los que ya mencioné en anteriores artículos (239 y 243). Pero los resumo ahora.

Kant (+1804) niega el realismo y se encierra en un idealismo ignorantista y egológico. Fichte (1814), Schelling (+1854) y Hegel (+1831) pretenden, cada uno a su modo, sujetar por un idealismo transcendental la religión a una filosofía subjetiva. Schleiermacher (+1889), irracional y fideísta, es kantiano: la fe es puro sentimiento. La experiencia religiosa sustituye a la razón, y elimina al mismo tiempo la Revelación exterior y la fe teologal. Sabatier (+1901), en su «Esbozo de una filosofía de la religión» (1879), establece el primado de la experiencia religiosa subjetiva sobre la razón y la fe objetiva. Bergson (+1941), en clave evolucionista, entiende también la religión como una íntima experiencia de la conciencia. Y en la misma línea Blondel (+1949), inmanentista, confundiendo el orden natural y el sobrenatural, con su impulso vital creador, entiende la verdad como «adequatio rei et vitæ» (adecuación de la realidad y la vida), y no como «adequatio rei et intellectus» (de la realidad y la inteligencia).
La Iglesia del XIX combate incesantemente contra éstos y otros errores modernos. Todas estas filosofías no-realistas, sino idealistas, dan al pensamiento una primacía decisiva sobre una realidad de la que sólo puede conocerse el fenómeno, y coinciden en una aversión cerrada contra la filosofía realista cristiana, y su tradición aristotélico-tomista. Todo hace pensar que el Occidente cristiano, en buena parte, se ha vuelto loco: es un enfermo mental.
La Iglesia condena el liberalismo de Lamennais (+1834), el fideísmo de Bautain (1840), el racionalismo de Hermes (1835) y de Günter (1857), el ontologismo de Gioberti (1861). Y Pío X reprueba los errores modernos en la encíclica Quanta cura y en el Syllabus (1864). También el Concilio Vaticano I (1869-1870) frena esta oleada de errores que destruyen la Revelación, el orden sobrenatural, el Magisterio de la Iglesia, la capacidad de la razón para conocer, la fe como virtud de conocimiento sobrenatural, la validez inmutable de los dogmas, la infalibilidad personal del Papa. Pero continúa propagándose en Europa aquella locura del pensamiento religioso iniciada a comienzos del XVI por el libre examen de Lutero: Renan (+1892), el modernismo de Loisy (+1940). León XIII, como vimos, publica la encíclica Providentissimus (1893), e instituye la Pontificia Comisión Bíblica (1902). Otros personajes históricos, como Karl Marx (1818-1883) y Sigmund Freud (1856-1939), se unen a los enemigos de la Iglesia, y extienden su influjo en magnitudes enormes.
Notemos, sin embargo, que en el fragor de estos combates tan grandes y persistentes, la Iglesia del siglo XIX sigue pujante en vocaciones sacerdotales y religiosas; la práctica religiosa y la cultura general se mantiene en las familias cristianas; es muy importante la renovación de los estudios filosóficos, teológicos y bíblicos; y bien puede decirse que el siglo XIX es, con los primeros siglos y el XVI, el siglo de las misiones. El Evangelio, tan terriblemente combatido por filósofos y apóstatas de todos los pelajes en un Occidente descristianizado en muchos de sus intelectuales, se difunde y arraiga en numerosas naciones paganas.
–El modernismo, como conjunto de todos los errores y herejías, es sinuosamente multiforme. Aborreciendo el modernismo los conceptos precisos, y evitando toda exposición sistemática –por principio evolucionista, antiescolástico, por impulso vitalista y sentimental, y por tanto irracional, y también por astuta cautela–, se expresa en formas a veces más literarias que filosóficas, y sin temor alguno a la contra-dicción, sabe confesar simultáneamente la ortodoxia y la más pésima heterodoxia, cambiando en una evolución consciente y oculta el significado de las palabras. Todo esto hace que sea sumamente difícil combatirlo. Más aún cuando está empeñado en permanecer disimulado y activo dentro de la Iglesia.
Tampoco el modernismo se organiza socialmente, como hace notar Sabatier: «El modernismo no es ni un partido ni una escuela: es una orientación [un espíritu]. Sería algo muy delicado querer indicar los signos característicos por los que se reconoce a sus adherentes. ¡Son tan distintos unos de otros! Junto al exegeta, el historiador y el sabio, se ve al puro y simple demócrata. Al lado del poeta está el humilde sacerdote obrero. Junto al obispo se halla el simple seminarista. Y, no obstante, a pesar de todas esas diferencias de situación, de preocupaciones y de vocación, se reconocen entre sí. En ningún lugar hay listas hechas o alguna señal de adhesión: y, sin embargo, se adivinan y se acercan entre sí, y forman un solo corazón y una sola alma».
El Papa San Pío X combate contra el modernismo con la fuerza del Espíritu Santo (1835-1914). Es el primer Papa canonizado desde San Pío V (+1572). No habiendo tenido una formación académica especialmente notable, muestra en el tiempo de su pontificado (1903-1914) una lucidez intelectual difícilmente superable. San Pío X cree firmísimamente en la fe católica, que él ejercita al modo divino, es decir, según los dones intelectuales del Espíritu Santo –ciencia, consejo, entendimiento, sabiduría–; él cree en el poder real de conocimiento que tiene la razón, con el realismo propio del sentido común; cree en los Evangelios, y en su historicidad e inerrancia, que por la inspiración, proceden del Autor divino. De él dice el Cardenal Mercier:
«Si al nacer Lutero o Calvino, la Iglesia hubiera contado con pontífices del temple de Pío X ¿habría logrado la Reforma apartar de Roma a un tercio de la Europa cristiana? Pío X salvó a la cristiandad del peligro inmenso del modernismo, es decir, no de una herejía, sino de todas las herejías a la vez». Y lo hizo sobre todo por el decreto Lamentabili del Santo Oficio y por las enseñanzas y normas de la encíclica Pascendi; sobre los errores de los modernistas.
–El decreto Lamentabili (1907, Dz 3401-3467), ante el auge del modernismo, no combatido al detalle por la Providentissimus en el plano filosófico, se vio precedido en el año 2003, cuando dos teólogos presentaron al Cardenal Richard, arzobispo de París, un elenco de treinta y tres proposiciones erróneas, extraídas de los escritos de Loisy. En ese mismo años sus obras fueron incluidas en el Indice.
La finalidad del decreto es la misma que la del Syllabus de Pío IX (1864): defender al pueblo cristiano de los innumerables errores que iban invadiendo Facultades teológicas, Seminarios, parroquias, librerías religiosas. El Lamentabili contiene sesenta y cinco proposiciones, de las cuales cincuenta proceden de textos de Loisy y el resto de Tyrrel y Le Roy.
El decreto condena en primer lugar la emancipación de la exégesis respecto del Magisterio apostólico (1-8): una exégesis que ignora totalmente el Magisterio necesariamente viene a ser errónea. Sigue con la afirmación de la inspiración y la inerrancia de la Sagrada Escritura (9-19) y con la exposición auténtica de la Revelación y los dogmas (20-26), especialmente aquellos que confiesan a Cristo (27-38), los sacramentos (39-51), la Iglesia (52-57) y la inmutabilidad de las verdades religiosas (58-65). La última proposición rechaza como en síntesis todas las anteriores: «El catolicismo actual no puede conciliarse con la verdadera ciencia, si no se transforma en un cristianismo no dogmático, es decir, en protestantismo amplio y liberal» (65). Afirmar, pues, que protestantismo liberal y modernismo son hermanos es una verdad evidente. Destaco algunas proposiciones:
(9) Son ignorantes los que «creen que Dios es verdaderamente autor de la Sagrada Escritura». (14) «En muchas narraciones, los evangelistas no refirieron tanto lo que es verdad, cuanto lo que creyeron más provechoso para los lectores, aunque fuera falso».
(20) «La revelación no pudo ser otra cosa que la conciencia adquirida por el hombre de su relación para con Dios». (23) «Puede existir y de hecho existe oposición entre los hechos que se cuentan en la Sagrada Escritura y los dogmas de la Iglesia que en ellos se apoyan».
(52) «El Cristo que presenta la historia es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe». (35) «Cristo no tuvo siempre conciencia de su dignidad mesiánica». (52) «La resurrección del Salvador no es propiamente un hecho de orden histórico, sino un hecho […] que la conciencia cristiana derivó paulatinamente de otros hechos». (38) «La doctrina sobre la muerte expiatoria de Cristo no es evangélica».
(52) «Fue ajeno a la mente de Cristo constituir la Iglesia como sociedad que había de durar siglos». (56) El primado de la Iglesia Romana se formó «no por ordenación de la divina Providencia, sin por circunstancias meramente políticas».
(58) «La verdad no es más inmutable que el hombre mismo, pues se desenvuelve con él, en él y por él».
Como sabemos, todos estos errores, señalados y condenados hace cien años, están hoy muy vigentes en la Iglesia, hasta el punto en que en no pocas Iglesias locales de Occidente son más profesados que los dogmas de la fe católica.
–La encíclica Pascendi (8-IX-1907, Dz 3475-3500), vino a ser respecto al decreto Lamentabili lo mismo que la encíclica Quanta cura en relación al Syllabus (1864): un desarrollo amplio y argumentado de las proposiciones que habían sido antes condenadas. La principal virtud de esta encíclica está en haber dado formulación precisa y sistemática a un conjunto informe, deliberadamente oscuro, confuso y equívoco, de las gravísimas herejías del modernismo. Advierte la encíclica en su inicio que «cada modernista presenta y reúne en sí mismo una variedad de personajes… el filósofo, el creyente, el apologista, el reformador», etc.


–El filósofo modernista es agnóstico-ignorantista, pues «la razón humana está rigurosamente encerrada en el círculo de los fenómenos» (4). Por el principio de la inmanencia, la verdad, la revelación, «no puede buscarse fuera del hombre, sino en su interior», y «la fe reside en un sentimiento íntimo engendrado por la indigencia de lo divino» (5).
–El creyente modernista sabe que la formulación del fenómeno necesita «una cierta transfiguración del fenémono», que a su vez implica «una como desfiguración» (7). La religiosidad es pues un «puro desarrollo del sentimiento religioso» (8). Y el sentimiento, elaborado por la inteligencia sobre él, forma «el dogma» (9).
–La teología modernista enseña que los dogmas son «símbolos, imágenes de la verdad, y que, por tanto, han de acomodarse al sentimiento religioso», que es cambiante (10). «No sólo puede desenvolverse y cambiar el dogma, sino que debe». Deben los dogmas evolucionar y cambiar si «han de ser vitales y han de vivir la vida misma del sentimiento religioso» (11). Por otra parte, deben tenerse «por verdaderas todas las religiones», pues el sentimento religioso es común, aunque diverso, en todos los pueblos (13).
–El exegeta modernista entiende que los Libros sagrados son «una colección de experiencias [religiosas], no de las que están al alcance de cualquiera, sino de las extraordinarias e insignes, que suceden en toda religión» (21). Dios habla por ellos al creyente, pero sólo «por la inmanencia y permanencia vital» (21). La Biblia es, pues, «una obra humana compuesta por los hombres para los hombres» (21). «Si se encuentra algo que conste de dos elementos, uno divino y otro humano, lo humano vaya a la historia, lo divino a la fe. De aquí la conocida división [del protestantismo liberal y de los modernistas] del Cristo históriico y el Cristo de la fe» (28).
–El reformador modernista propugna cambios profundos en la filosofía, que ha de acomodarse «a la filosofía moderna, la única verdadera y la única que corresponde a nuestros tiempos» (37). La evolución es un principio vital inexorable y universal. «Si, pues, no queremos que el dogma, la Iglesia, el culto sagrado, los libros que reverenciamos como santos, y aún la misma fe, languidezcan con el frío de la muerte, deben sujetarse a la leyes de la evolución» (25). Tomando la filosofía moderna como fundamento, es como ha de «renovarse la teología». Y el mismo criterio ha de aplicarse a dogmas, catequesis, culto sagrado, régimen de la Iglesia, doctrina moral, vida sacerdotal, en la que debe suprimirse el celibato obligatorio (37). «La Iglesia nace de la colectividad de las conciencias [de los discípulos de Cristo], y de igual manera la autoridad [en ella] procede vitalmente de la misma Iglesia», no de institución divina (22). Consecuentemente, como «el magisterio nace de las conciencias individuales, depende de las mismas conciencias y, por lo tanto, debe someterse a las formas populares» (24).
Todo esto muestra claramente que el modernismo es «un conjunto de todas las herejías» (38), pues todas y cada una de las verdades de la fe católica, aunque se conserven de palabra con fórmulas deliberadamente ambiguas, quedan falsificadas –por el agnosticismo, –por el egologismo idealista, –por el inmanentismo sentimental, vitalista y experiencial, –y por el evolucionismo; principios filosóficos que, realmente, hacen de los modernistas unos verdaderos enfermos mentales: cristianos que al perder la fe, han perdido la razón, y se han suicidado intelectual y moralmente. Como era previsible: corruptio optimi pessima.
En la Pascendi indica en su última parte las causas y tácticas del modernismo, declarando contra éste una guerra total.
–Entre las causas del modernismo señala el Papa como principal «la perversión de la inteligencia», la basura filosófica, en otras palabras; a la que se añaden «la curiosidad y el orgullo», que describe con suma precisión. Los Obispos deben «resistir a hombres tan orgullosos, ocupándolos en los oficios más oscuros e insignificantes, para que tengan menos facultad de dañar» (41). A esos dos vicios agrega también como causa la ignorancia: «quieren pasar por doctores de la Iglesia», y reformarlo todo, mientras que desconocen las maravillas de la filosofía y de la teología coherentes con las verdades católicas (42).
–Sus tácticas son a un tiempo obscuras y patentes. Ridiculizan y desconocen «el método escolástico de filosofar, la autoridad de los Padres y la tradición, el Magisterio eclesiástico». Y «es tanta su actividad y tan incansable su trabajo, que da verdadera tristeza ver cómo se consumen con intención de arruinar la Iglesia» (42). «Para hacer despreciable y odiosa a la mística Esposa de Cristo, ques la luz verdaderea, los hijos de las tinieblas acostumbran atacarla en público con absurdas calumnias, y llamarla enemiga de la luz y del progreso de las ciencias». Y atacan también, lógicamente, «con extremada malevolencia y rencor a los varones católicos que luchan valerosamente por la Iglesia… les acusan de ignorancia y terquedad… y procuran quitarles eficacia oponiéndoles la conjuración del silencio». Si condena la Iglesia la obra de alguno de sus autores, «no sólo lo alaban en público, sino que llegan a tributarle casi la veneración de mártir de la verdad» (43). Merece la pena leer completos estos números de la encíclica (41-44), tanto por la descripción exacta de la acción de los modernistas, como para reconocer que siguen actuando del mismo modo en los tiempos de la Iglesia que hoy vivimos.
También el Romano Pontífice dispone los remedios adecuados a la grave epidemia modernista, siguiendo en ello el ejemplo de las grandes Reformas que se han producido en la historia de la Iglesia, como, la gregoriana o la tridentina. A grandes males, grandes remedios.
Exige el Papa en la encíclica que sea operativa la vigilancia sobre la ortodoxia, esa vigilancia que los Obispos especialmente, en conciencia y con autoridad, deben ejercitar; como también párrocos, profesores, superiores de las familias religiosas: todos ellos no pueden permanecer callados e inermes (45). Han de tener en cuenta que los modernistas emplean «la novedad de los vocablos» (54) para difundir engañosamente sus doctrinas [Pío XII insistirá en esta cuestión: Humanæ generis 11]. Manda sanear los estudios eclesiásticos, comenzando por la filosofía, purificándola de los sistemas filosóficos absurdos de moda, y afirmándola en el realismo de la tradición filosófica cristiana, bajo la guía de Santo Tomás de Aquino, pues apartarse de él, «en especial en las cuestiones metafísicas, nunca dejará de ser un gran perjuicio» (46). Da normas muy concretas y positivas sobre la elección de rectores y profesores de seminarios y facultades, mandando al mismo tiempo «destituir a los que descubierta o encubiertamente favorecen el modernismo» (49). Presta también atención especial a la disciplina que debe seguirse en la Iglesia tanto en las editoriales católicas como en las librerías y revistas (50-53). Dispone que «en cada diócesis» se establezcan comisiones doctrinales, integradas por hombres de probada fe católica (54).
En el motu proprio Præstantia Scripturæ (18-XI-1907), «con el fin de reprimir los espíritus cada día más audaces de los modernistas», que resisten el decreto Lamentabili y la Pascendi, conmina el Papa sobre ellos la excomunión (Dz 3503 actual da el texto muy abreviado; ver Dz antiguo 2113-2114).
–Los modernistas, aunque persistien en sus errores, son conscientes de su derrota. Se dan cuenta de que los remedios ordenados por el Papa San Pío X serán capaces, como lo fueron, de acabar con sus intentos de deformar la Iglesia en dogmas, jerarquía, filosofía, teología, sacramentos, moral, aceptación del mundo, etc. Mantienen, sin embargo, su decisión de permanecer dentro de la Iglesia, para deformarla desde dentro.

Poco después de la Pascendi, los modernistas publican en forma anónima un Programma dei modernisti (Turín, XI-1907), en el que confirman la inconciliabilidad de la filosofía moderna, la verdadera, con la doctrina y tradición de la Iglesia. Y una vez más, como en la crisis jansenista, rechazan en su escrito estas condenaciones doctrinales del Magisterio apostólico, alegando que no expresan fielmente sus doctrinas, y que las falsean para condenarlas. Conviene, sin embargo, recordar que el apóstata Loisy –ya fuera de la Iglesia, y sin temor a sus reprobaciones– confesaba poco más tarde:
«La encíclica de Pío X fue impuesta por las circunstancias. El Pontífice dijo la verdad al declarar que no podía guardar silencio sin traicionar del depósito de la doctrina tradicional. Al punto al que han llegado las cosas, su silencio habría sido una enorme concesión, el reconocimiento implícito del principio fundamental del modernismo: la posibilidad, la necesidad y la legitimidad de una evolución en la manera de entender los dogmas eclesiásticos, incluidos los de la infalibilidad y autoridad pontificia, así como las condiciones de ejercicio de esa autoridad… La encíclica Pascendi no es más que la expresion total, inevitablemente lógica, de la enseñanza recibida en la Iglesia desde fines del siglo XIII». O más exactamente, desde el siglo I.
–El juramento antimodernista, como la Pascendi, viene exigido poco después de la encíclica por las circunstancias. Tres años después de ella, promulga Pío X el motu proprio Sacrorum antistitum (1-IX-1910: Dz 3537-3556), en el que se formula el Juramento antimodernista, que enumera una tras otra todas las verdades fundamentales de la fe negadas por los modernistas: poder de la razón, naturaleza intelectual de la fe, Revelación externa, milagros y profecías, institución de la Iglesia, inmutabilidad del sentido de los dogmas, etc. Todos los clérigos con cura de almas, y con especial solemnidad aquellos que han de dedicarse al gobierno pastoral o a la docencia, están obligados a profesar y firmar el juramento antimodernista. De su texto destaco un par de proposiciones fundamentales.
–…«profeso que la fe no es un sentimiento ciego de la religión que brota de los escondrijos de la subconciencia… sino un verdadero asentimiento del entendimiento a la verdad recibida de fuera por el oído», mediante el ministerio apostólico. – «Repruebo el error de quienes afirman que la fe propuesta por la Iglesia puede repugnar a la historia, y que los dogmas católicos, en el sentido en que ahora son entendidos, no pueden conciliarse con los más exactos orígenes de la religión cristiana»… «como si fuera lícito al historiador sostener lo que contradice la fe del creyente». Uno es el Jesús histórico y otro muy distinto el Cristo de la fe, idealizado por las primeras comunidades cristianas y descrito en los Evangelios.
–El modernismo, ciertamente, sigue vivo dentro de la Iglesia actual. Es verdad que durante varios decenios la acción inteligente y fuerte promovida en la Iglesia por San Pío X debilita grandemente su vigencia pública, dejándola inerme y soterrada. Pero Pío XII, medio siglo después, en la encíclica Humani generis; sobre las falsas opiniones contra los fundamentos de la doctrina católica (1950), se ve forzado a renovar el combate de San Pío X, esta vez contra la «teología nueva», que viene a ser un neomodernismo. Y en los años siguientes se produce en la Iglesia una cierta paz en la ortodoxia y la ortopraxis, hasta el punto que en 1967, después del Concilio Vaticano II, deja de ser obligatoria la profesión del juramento antimodernista.
Sin embargo, amparándose en el llamado «espíritu del Concilio», y abriéndose más y más, por un falso ecumenismo, al protestantismo liberal, en no pocas Iglesias locales de hoy las doctrinas modernistas, especialmente en la exégesis –que condiciona directamente la teología–, prevalecen sobre la fe católica.
Los católicos que actualmente, por pura gracia de Dios, mantienen la ortodoxia y la ortopraxis de la Iglesia, reúnen las siguientes notas:
1.–Conocen la doctrina de los modernistas, porque el Magisterio apostólico la ha descrito y condenado en numerosos documentos. Son, pues, conscientes de que los modernistas, dentro de la Iglesia católica, son realmente protestantes liberales, que quieren transformar la Iglesia desde dentro.
2.–Saben a ciencia cierta que el modernismo en ciertas regiones de la Iglesia católica está vigente, y hace grandes estragos en la fe y en la moral, en la liturgia y en la disciplina eclesial, creando así en ellas una situación semejante a la que San Pío X combatió hace unos cien años.
No hacen, pues, ningún juicio temerario cuando estiman que son modernistas aquellos autores actuales que incurren en todos o al menos en muchos de los errores claramente precisados hace un siglo por el Magisterio apostólico. Son evidentemente modernistas todos aquellos que en su exégesis ignoran hoy el Magisterio y la Tradición; que niegan la historicidad de los Evangelios, y consiguientemente su inspiración divina y su inerrancia; que afirman una Revelación inmanente, no exterior y procedente de un Dios que habla a los hombres por los hagiógrafos; que presentan un Jesús histórico inconciliable con el Cristo de la fe; que niegan la conciencia mesiánica y divina de Cristo; que niegan sus milagros; que rechazan el sentido inmutable de los dogmas; que ven la Iglesia, el Primado romano, el Episcopado y los sacramentos como instituciones meramente humanas, ajenas a la intención de Cristo; que no reconocen a la Iglesia como sacramento universal de salvación, sino que la igualan con las otras religiones; que contradicen al Magisterio apostólico en graves cuestiones: sacerdocio ministerial, naturaleza sacrificial y expiatoria de la Misa, aborto, sacerdocio femenino, divorcio, eutanasia, homosexualidad, etc.; que estiman, en fin, que «la verdad no es más inmutable que el hombre mismo, pues se desenvuelve con él, en él y por él» (Lamentabili 58); y que exigen, consecuentemente, que la Iglesia se transforme «en un cristianismo no dogmático, es decir, en un protestantismo amplio y liberal» (ib. 65). (Nota.–No creo que merezca la pena hablar hoy de neomodernistas: quienes lo son, merecen ser llamados simplemente modernistas. Lo mismo que lo luteranos de hoy, aunque en cinco siglos hayan evolucionado, y mucho, en sus doctrinas, no son llamados neoluteranos. Tampoco conviene calificarlos sólo por alguno de sus errores; por ejemplo, decir que son arrianos: siendo modernistas son arrianos, pelagianos, etc., pues profesan más o menos «un conjunto de todas las herejías»; Pascendi 38).
3.–Siguen creyendo que la Iglesia católica ha sido, ES y será siempre «la columna y el fundamento de la verdad» (1Tim 3,9), de tal modo que «resisten firmes en la fe» (1Pe 5,9) y se mantienen en la paz, en la esperanza e incluso «en la alegría» (Flp 4,4; 1Tes 5,16).
4.–Saben con la certeza de la fe que «todo colabora al bien de los que aman a Dios» (Rm 8,28). Y por eso no se escandalizan de la Providencia divina, que causa bienes y permite males en la exacta medida señalada por su sabiduría misericordiosa. No están, pues, perplejos ni desanimados, y tampoco tristes, temerosos y amargados.
5.–Confían absolutamente en la Iglesia Católica, una, santa, apostólica y romana –en esta Iglesia, la actual: no hay otra–, pues Cristo, su fiel Esposo, la guarda y la guía. Él ha recibido «todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18), y con potencia irresistible «vive y reinavive y reina, efectivamente, día a día– con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén».
José María Iraburu, sacerdote
 
  lo resaltado es mío 

martes, 29 de octubre de 2013

NO al halloween

Como con todo lo que es santo, el enemigo trata de robárnoslo y hacerlo suyo únicamente para la perdición de las almas, dado al odio y envidia que nos tiene. El llamado "Halloween" tomó su nombre del sajón "All Hallow´s Eve" o "All Hallow Even", que quiere decir Vísperas de Todos los Santos. Ve pues, o sea que una fiesta católica fue usurpada por el demonio y sus secuaces terrenales para deformar el nombre y por supuesto el culto y convertirla en el principal día para cometer abominaciones, blasfemias, sacrilegios, etc. Yo digo NO AL HALLOWEEN, y expongo unas pocas razones (hay muchas más):
  
SIETE RAZONES PARA NO CELEBRAR EL HALLOWEEN:
1. NO es una actividad cristiana.
Ninguna iglesia de denominación cristiana celebra esta fecha. Los católicos, no celebramos y nunca celebraremos una noche dedicada a la exaltación de la brujería en ninguna de sus formas.
 
2. Va contra las enseñanzas de Jesús. Jesús está en contra de la brujería en todas sus formas: espiritismo, hechicería, adivinación, lectura de cartas, horóscopos, astrología y tantas máscaras con que se encubre la maldad. Estas han sido declaradas enemigas de la Palabra de Dios desde tiempos muy remotos y van contra todas las enseñanzas de nuestro Señor, quien dice claramente que "el que no está conmigo está contra mí". Hay innumerables referencias bíblicas donde se condena el uso de toda estas clases de mal.
 
3. Ocurren horribles sacrilegios contra la Eucaristía.
 
4. Sirve para rendir culto a satanás. Aunque en apariencia es una actividad recreativa y muy llamativa, sobre todo para los niños, su verdadero significado sigue oculto a nuestros ojos. En muchos países, incluyendo el nuestro, los grupos satánicos usan esa noche para un "culto" especial dedicado a satanás y en muchos países alrededor del mundo, se hacen sacrificios humanos, sobre todo de niños que han sido secuestrados de sus hogares y que son ofrecidos como víctimas inocentes en una noche de lujuria, drogas, alcohol y toda clase de desenfrenos, en las llamadas "misas negras".
 
5. Se opone al primer mandamiento. Este tipo de actividades, ni exalta el nombre de Jesús, ni tiene nada que ver con su Padre Celestial y mucho menos con el Santo Espíritu del Dios Altísimo. Por lo tanto, va en contraposición al primer mandamiento de amar a Dios con toda nuestra alma, nuestra mente, nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, en fin con todo nuestro ser.
 
6. Participar es olvidarse de Dios. Participar quiere decir "ser parte de": si usted participa está siendo parte de esta tremenda responsabilidad espiritual: No sólo se está alejando u olvidando de la adoración al Dios Eterno e Inmortal, sino que está siendo parte de una actividad que glorifica a las brujas y a su padre satanás.
 
7. Contamina y esclaviza a nuestros niños. No hay magia blanca y magia negra, no hay brujas buenas y brujas malas. Toda la actividad demoníaca se disfraza y se oculta para ganar adeptos y así muchas veces "vestimos" a nuestros niñitos como "brujitas" y "diablitos". Jesús dijo: "Dejad que los niños vengan a mí y NO SE LO IMPIDÁIS, porque de los tales es el Reino de los Cielos". ¿Llevaría usted a sus niños disfrazados ante Jesús y los podría presentar libremente y con su conciencia tranquila? Jesús necesita a sus niños libres de toda clase de máscaras y limpios de toda contaminación.
 

¿CUÁL ES SU PROPÓSITO ACTUAL?
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A. La fecha del 31 de octubre, es una fiesta pagana, durante la cual se practicaba mucho más que la adivinación.
 
B. Las máscaras y los disfraces son usados para ocultar la verdadera identidad de los niños, quienes son obligados a salir y copiar los actos de trampería y de hostigamiento, previamente atribuidas a hadas, brujas y duendes.
 
C. El simple trato es una exigencia de contribución de alimentos, lo cual está claramente relacionado con las exigencias de los druidas.
 
D. Los "posters" comprados o dibujados por los niños con brujas sobre escobas pasando al frente de la luna muestran a estos seres en camino a un culto especial de Satanás.
 
E. Las calabazas talladas con el rostro de una persona están relacionadas con las máscaras de muerte utilizadas por los druidas durante el Samhain. La luz que se coloca para iluminar por dentro era para iluminar el camino, para disuadir a los espíritus que vinieran a asustar a los cansados caminantes.
 
F. Todo el concepto detrás del día de las brujas está relacionado con las tinieblas, la muerte, el temor, el engaño, los ritos paganos y el satanismo. "El ladrón no vino sino para hurtar, matar y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que tengan en abundancia". Juan 10:10. 

 
 Cada año se incrementa más el satanismo dentro de esta celebración. En Inglaterra se realizan sacrificios honrando al dios de la muerte, eligen la reina de las brujas en la iglesia de la magia negra. La elegida obtiene fama, fortuna y poderes psíquicos para hacer maldades. En este país el número de creyentes es casi igual al numero de brujos. 
 
 El 50% de los desaparecidos en los EE.UU. se conectan con el satanismo. Actualmente la celebración de Halloween es el último de los rituales, que se realizan por 6 semanas consecutivas. En la primera de éstas, se juntan brujos cantando "666", hasta que cada participante puede ver la cara misma de Satanás. En la segunda semana, ellos sacrifican un animal pequeño posiblemente un pájaro o un gato. En la tercera semana un animal grande, algo así como un perro o un cordero es ofrecido en sacrificio. En la cuarta semana debe sacrificarse un cabrío con los cuernos más grandes que ellos puedan encontrar. Después de sacrificarlo, la cabeza deben ponerla en alto, como símbolo de la perfección de Satanás. La quinta semana, ellos sacrificarán a un niño pequeño o un adolescente. La víctima es regularmente ofrecida por una mujer del grupo, porque de esta manera la muerte de su hijo no será publicada. Si el niño que ha sido ofrecido no nace a tiempo, lo nacen por cesárea. Si no hubiera niños dentro del grupo roban uno o lo compran en el mercado negro. La policía misma reporta un incremento de los niños desaparecidos en esas fechas.
 
Este ritual es una blasfemia porque al infante lo ofrecen como el niño Jesús; después de la muerte del niño los satanistas estarán comiendo pedazos de su corazón y bebiendo un poco de su sangre. La noche del Halloween es la sexta semana de estas fiestas, en la cual se acostumbra el sacrificio a una persona adulta, especialmente a la madre del niño sacrificado la semana anterior. Terminando el ritual de esa noche los miembros acostumbran permanecer en los cementerios hasta la mañana siguiente y se llegan a confundir con las personas que están en los cementerios en la mañana del primero de noviembre.
 
Habría que contar las profanaciones que ocurren en estos días, robos sacrílegos de la Eucaristía y ornamentos Sagrados.
 
Todas estas prácticas se encuentran hasta el día de hoy en vigencia. "Someteos, pues a Dios; resistid al diablo y el huirá de vosotros" Santiago 4:7.

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Es hora de que empecemos a decir la VERDAD y aunque muchos no les guste y se escandalicen Satanás es real existe ...como también su lugar en la derrota el Infierno...Y ese día es como un apertura de las puertas del averno por medio de conjuros y porquerías de ocultistas...solo tenemos que rezar unidos con el corazón...
 
No olvidemos: rezar el rosario, adorar al Santísimo, confesarse, ir a Misa y comulgar, rezar las 1as vísperas de la Solemnidad de Todos los Santos, hacer limosna en sufragio de las benditas ánimas, ayuno y mortificación y pedir la conversión de TODOS los que creen o participan en el Halloween.
 
fuente: catolicidad.com 

lunes, 16 de septiembre de 2013

La teoría del embudo

Bien dice la Escritura: "hipócrita, quítate la viga que tienes en tu ojo y podrás ver para quitar la mota del ojo de tu hermano..." Estamos viviendo las verdaderas épocas oscuras, no las de la Edad Media, eso no fue oscurantismo. Lo de ahora es lo que da miedo. Los encargados de impartir justicia dentro de la Iglesia aplican la teoría del embudo: para unos ancho (anchísimo diría yo) y para otros angosto (o milimétrico en algunos casos). A los Franciscanos de la Inmaculada ni un ápice, pero a las vedrunas españolas, se les permite todo, y literalmente TODO. Hasta no creer en la verdadera doctrina católica.
http://www.vedruna.org/ver_documento.asp?index=true&pag=79&idactividad=3615&lugar=noticias
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No se si eso es Misa, pero ellas si son monjas... carmelitas vedrunas
 
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En el enlace dicen que esto es "Eucaristía final" vayan Uds. a saber que quieren decir con eso.
 
¿Dónde están sus excelencias Braz de Avís y Carballo para intervenir esta congregación? Ah! ya me acordé. Están ocupados quitándole la Misa tradicional a los FF de la Inmaculada.
 
 
 
 
Monjas Clarisas de la Inmaculada, rama femenina de los FF de la Inmaculada

jueves, 12 de septiembre de 2013

Para los que no creen que la guerra en Siria busca erradicar el cristianismo en esa tierra

En este momento Maalula está ocupada. Los terroristas mujaidines intentaron un primer asalto el 4 de Septiembre, que parece haber sido una demostración de fuerza a fin de aterrorizarnos para que abandonemos nuestra tierra.

Mataron a veinte civiles y secuestraron a otros 15. Por el momento tenemos una lista de cuatro civiles ejecutados y siete desaparecidos:
  • Jihade Saalab: decapitado a cuchilo.
  • Mihail Antonio Saalab: decapitado
  • Sarkis Habib Al Soukhn: fusilado.
  • Antoine Lauzarios Saalab: decapitado y mutilado.
  • Ilyas Damoune: secuestrado
  • Moussa Chmays: secuestrado
  • Chadi Saalab: secuestrado
  • Georges Dawoud Hilani y su esposa: secuestrados
  • Yamilé Mahfouz y su hija: secuestradas.
Todas estas víctimas son civiles.

Ahora los terroristas se han dirigido hacia las antiguas Iglesias y Monasterios. Han incendiado el monasterio de san Sergio y san Baco (Soldados romanos mártires). Han saqueado todo, insultando con innumerables blasfemias.
Muchos residentes del pueblo han huido a Damasco.

Todo comenzó el 4 de Septiembre pasado, entre las 3,30 y las 4,00 de la madrugada. cuando un suicida atacó con disparos un puesto del ejército y luego hizo estallar una bomba.

El ataque le ha costado la vida a unos veinte milicianos de los comités populares que custodiaban la villa. Los dos únicos sobrevivientes fueron luego decapitados.
Después los terroristas empezaron a invadir las casas del pueblo.

La primera pertenece a Abu Aala Hadad, que había venido desde Zahle (Líbano), a pasar unos días de vacaciones en su pueblo natal, y a quien conminaron a que se convirtiera al Islam. Luego rompieron las cruces y los iconos y saquearon la casa.
Antes de matarlo le dijeron "estamos librando una guerra santa contra los cruzados".

Entonces los terroristas entraron en la casa vecina habitada por Yamile Oum Mahfouz, que tiene un hijo desaparecido desde hace varios meses y ahora vive con su hija, y les dijeron:
"He aquí los impíos". Y mientras les decían adoradoras de la Cruz, rompieron todas las cruces de la casa y se las llevaron secuestradas.

Más tarde los invasores se pararon delante de la estatua de San Jorge, entronizado al frente del convento que lleva su nombre, y le gritaron por los altoparlantes:
¿Qué quieres que te rompamos primero, San Jorge, tu cabeza o tu caballo?
Posteriormente se lanzaron como enloquecidos sobre la estatua.

Los terroristas no tocaron  ninguna casa musulmana de Maalula. En ese momento se encontraban en los barrios cristianos del pueblo un gran número de refugiados sunitas de Ain Terma (Ghuta - Damasco) quienes trataron a los invasores como héroes, ululando (equivale al aplauso occidental) y rociándolos con arroz.

Luego los yijadistas de Al Nusra, entre los que parecía haber libios y chechenos, se reunieron en la plaza del pueblo, allí comenzaron a blasfemar sobre todos los objetos sagrados, las cruces y las estatuas.
Los niños estaban tan aterrorizados que perdieron el habla. Alguno de ellos todavía están hospitalizados en Damasco.

Los yijadistas evacuaron a los musulmanes sunitas del pueblo en dirección a Yabroud, para ahorrarles violencias eventuales.
En cambio, guardaron a los cristianos como escudos humanos en caso de confrontación con el ejército.
Cuando arribaron unos mil terroristas más, el ejército se replegó a las puertas de la ciudad.

Decapitaron a cuatro jóvenes, dos fueron muertos a tiros. Decapitaron a Antoine Saalad, el asistente del padre Tufik Eid, el superior del monasterio de san Sergio y san Baco; habitantes del pueblo, cómplices de los terroristas, lo denunciaron.
También mataron al padre de Antoine y a un primo suyo por parte de padre.

Todos los cristianos tenemos los nervios destrozados... Actualmente los extremistas islámicos ocupan los monasterios e iglesias y asedian el monasterio de Santa Tecla.
La madre Pelagia implora la ayuda de las autoridades sirias.

Estamos desconsolados . ¿Qué va a pasar con nosotros? Maldita sea la democracia que América y Francia quiere traernos
 
fuente: el Blog francés Investig'Action, dice haber contactado a un habitante de Maalula quien, el Domingo 8 de Septiembre a las 21,30 hrs. hizo el anterior relato (Traducción de Página Católica)
DEOM: Página Católica informa que en este momento Maalula ya fue retomada por el ejército Sirio.

martes, 13 de agosto de 2013

Para tener paz en el alma

Vivimos en una época descristianizada, hasta los mismos católicos llegan a vivir como paganos. El mundo se derrumba en una hecatombe de desesperanza, perversión, consumismo, violencia, llegamos a vivir la ley del más fuerte, cual animales irracionales. El mensaje de la caridad pareciera que no cala en nuestros corazones, el bombardeo de las estructuras tradicionales son celebradas como triunfo de la liberalidad. El panorama se ve oscuro y nuestra mayor preocupación, para los que aún nos aferramos a la doctrina católica, es ¿qué quedará para nuestros hijos?
¡Oh! rayo de esperanza, luz indeficiente, apareces como un hilo de plata para convertirte en un potente resplandor de la Gloria Celeste.  El sacrificio único y eterno del Unigénito nos alimenta y da esperanza en que el Amor paráclito soplará sobre los hijos de tu Iglesia y nuevamente todos tendrán la oportunidad de probar la antesala del Cielo en la Tierra.

Fotos de una misa del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote en Italia.
 
fuente: www.icrsp.org

miércoles, 8 de mayo de 2013

Un sueño con el que me identifico...

Este búho sueña con el día en que la guitarra sea definitivamente desterrada de las ceremonias litúrgicas. No debemos olvidar que la Liturgia es parte fundamental del legado que su Santidad Benedicto XVI dejó a la Iglesia del siglo XXI. Desde el Papa Francisco hasta el último acólito de la más recóndita diócesis del mundo deben sentirse llamados a continuar y hacer fructificar este legado por el que el Papa Ratzinger oró, trabajó y sufrió. “No es temerario afirmar, decía en el 2007, que en una liturgia totalmente centrada en Dios, en los ritos y en los cantos, se ve una imagen de la eternidad” (Discurso a los monjes cistercienses de la abadía de Heiligenkreuz, 9-9-2007). Es necesario mantener viva la conciencia de que solo la Iglesia puede proporcionar a una humanidad, crecientemente amenazada por la vulgaridad, la admirable trascendencia de la belleza, del bien, de la verdad; en una palabra, de Dios. Y la liturgia es la instancia más visible y tangible para que el hombre común pueda apreciar esta sublime grandeza. Mientras más se asemejen los comportamientos litúrgicos –cánticos, posturas, vestimentas, instrumentos, etc.- a los de la simple vida profana, la liturgia se vuelve tanto más inútil e inoperante para elevar los espíritus a la región de lo eterno y celestial y, por tanto, para santificar. Desde esta perspectiva se entiende bien por qué el órgano está llamado a desterrar la guitarra del templo: “El órgano, desde siempre y con razón, se considera el rey de los instrumentos musicales, porque recoge todos los sonidos de la creación y –como se ha dicho hace poco- da resonancia a la plenitud de los sentimientos humanos, desde la alegría a la tristeza, desde la alabanza a la lamentación. Además, trascendiendo la esfera meramente humana, como toda música de calidad, remite a lo divino La gran variedad de los timbres del órgano, desde el piano hasta el fortísimo impetuoso, lo convierte en un instrumento superior a todos los demás. Es capaz de dar resonancia a todos los ámbitos de la existencia humana. Las múltiples posibilidades del órgano nos recuerdan, de algún modo, la inmensidad y la magnificencia de Dios” (Benedicto XVI, Discurso con ocasión de la bendición del nuevo órgano de la Alte Kapelle de Ratisbona 12.9.2006).
 
fuente: El Buho Escrutador

Carta a Benedicto XVI

Se llama Carlos Gómez Virseda. Tiene 27 años por lo que debe estar muy próximo a la ordenación. No se trata de un novicio que llegará o no al final, más bien no, sino de una vocación probada. Y ha escrito una carta a Benedicto XVI:
 
"¿Te llegará esta carta? Supongo que no… pero sí espero que recibas otras parecidas de gente que te agradezca el bien que has hecho; o mejor aún, el bien que Dios ha hecho a través de ti.
Cuando se acaba una etapa nos sale mirar atrás. Se va en busca de perspectiva, para aprender de los errores y sacar fruto de lo vivido… Recuerdo bien el día de tu elección. Los medios hacían sus quinielas y tú estabas entre los favoritos. Tu figura era utilizada para atacar el conservadurismo. «Si la Iglesia elige a Ratzinger es que no tiene remedio». En tus primeras intervenciones criticaste duramente el relativismo y yo por entonces no tenía ni idea de qué era aquello, lo cual confirmaba mis peores temores de lejanía.
Pero ya en tu primer año de pontificado nos sorprendiste a todos con la Encíclica Deuscaritas est. No se podía decir algo más hondo y con tanta sencillez a la vez. Al año siguiente entré en el noviciado de los jesuitas. Un día le pedimos al maestro de novicios hacer una peregrinación a Lourdes para encontrarnos contigo. Dormimos entre miles de jóvenes de todo el mundo. Dimos testimonio y recibimos testimonio. Empecé a mirarte con otros ojos.
Más tarde, desde Salamanca donde realizaba los estudios de filosofía, fui a tu encuentro en Fátima. De aquella vez recuerdo tu rostro preocupado, tu discurso exigente ante los seminaristas y religiosos. Acababa de estallar el escándalo de la pederastia y una sombra oscurecía tu intento de sonrisa. Cuando pasaste a mi lado, entre la multitud, yo grité con todas mis fuerzas y después cerré los ojos y recé. Quería hacerte llegar mi ánimo y compañía. «No estás solo. Tú sufres el pecado de todos pero no estás solo».
La última vez que te vi fue en las JMJ de Madrid 2012. Se te veía más anciano pero todos nos repusimos cuando en medio de la tormenta tú continuaste rezando. ¡Qué momento! A veces imagino que al pensar en un encuentro con jóvenes tú hubieras preferido algo más personal, con unos poquitos. Las grandes masas te abrumaban un poco. Pero allí estabas. Y recuerdo con sorpresa la brevedad de tus homilías, tus frases directas y profundas.
Y ya acabo, Santo Padre. Agradecido por estos 8 años. Agradecido porque me has hecho salir de mis prejuicios y me has acercado un poco más a tu gran pasión, Jesús y su Iglesia. Gracias también por el modo en que dejas tu pontificado, libre y en conciencia, como no te has cansado de repetir. Cuenta con nuestra oración; yo cuento con la tuya".
Es muy posible que yo sea extremadamente crítico con la Compañía deJesús. Una crítica que nace de mi amor por ella. A la que tanto debo. Y por ver que la actual se parece tan poco a la que conocí, amé y admiré. Cartas como ésta me levantan el ánimo. Puede resucitar la Compañía. Dios lo quiera.
 
fuente: La Cigüeña de la Torre

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Espíritu Santo inspira, no elige

Desde la globalización de los medios de comunicación, el Vicario de Cristo se ha convertido en una estrella mediática, en un atleta élite o en un "rockstar". En tiempo real nos enteramos de cada uno de sus movimientos, casi como un "reality show". Esto, ¿es bueno o malo? Pues depende, la piedad popular se ha inclinado tanto a lo que dicen los medios, que a los últimos papas se les ha canonizado en vida. Todo lo que hacen es motivo de noticia, chisme exagerado o casi, casi dogma... Así pues, vamos cayendo en la papolatría, olvidándonos que el papa, si bien es la cabeza visible de la Iglesia, Vicario de Cristo, Sumo Pontífice, etc. también es un hombre pecador, defectible, cuya asistencia del Espíritu depende de su asentimiento a recibirlo, y otras cosas más. Porque una cosa es la institución del papado y otra cosa el hombre que lo recibe. En fin, encontramos esta entrevista del entonces cardenal Ratzinger (si alguien sabe de papas y papado es él) recordándonos la justa medida para no desbordarnos en cosas sin importancia.

Sociedad

Ratzinger: «Hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido»

Día 13/03/2013 - 20.37h

En 1997, el entonces prefecto de la Doctrina de la Fe aseguraba que el Espíritu Santo actúa como un «buen maestro», pero no «dicta» el candidato
Ratzinger: «Hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido»
                                     reuters
Dentro ya de la Capilla Sixtina, el momento en que los cardenales se estremecen es el canto del «Veni, Creátor Spíritus». Significa que ha llegado la hora de la verdad, de dejarse dominar por una Presencia mayor, por lo divino.
Pero no es automático. Según explicó el cardenal Joseph Ratzinger en 1997 a la televisión de Baviera, «yo no diría que el Espíritu Santo elige al Papa, pues no es que tome el control de la situación sino que actúa como un buen maestro, que deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos».
El entonces prefecto de la Doctrina de la Fe, recordó con toda sencillez que, mirando a lo sucedido a lo largo de la historia de los 264 sucesores de Pedro, «hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido».
En su opinión, «el papel del Espíritu Santo hay que entenderlo de un modo más flexible. No es que dicte el candidato por el que hay que votar. Probablemente, la única garantía que ofrece es que nosotros no arruinemos totalmente las cosas». Era una visión de fe, que integraba perfectamente dos grandes milagros en la vida sobrenatural: el de la gracia y el de la libertad.
fuente: abc.es
 

lunes, 22 de abril de 2013

De profundis: De Benedicto a Francisco

Este es el editorial mensual del blog. De profundis: desde lo profundo de mi alma y pensamiento. Espero que nadie se ofenda y lo que aquí se escriba se lo tomen con filosofía y si no lo comparten, ahí queda. Bueno les va.
La semana pasada un caro amigo me soltó una pregunta a manera de reto: ¿Qué ha hecho este Papa para que los medios lo hayan puesto donde lo tienen (en la papolatría) y que hizo el otro para que lo tengan muerto y sepultado en vida? -y crucificándolo aún- aguegué yo. Bueno, la respuesta no es fácil y muchos siguen buscándola. La crisis no ha terminado pero ya se olvidó. Todo es alegría, todo es buena onda y buen rollo. Pero las almas siguen corriendo a la condenación eterna. Francisco en sus homilías ha dicho cosas bastante ortodoxas, ha hablado del amar a Cristo crucificado, de sacerdotes que sean curas y no funcionarios, de cuidarse del demonio, etc. Muy bien, muy bien, pero la práctica...
 La alta sensibilidad de Benedicto le permitió descubrir la fisura en la unidad de la Iglesia, supo que una adecuada renovación litúrgica traería, poco a poco, la verdadera renovación del Cristianismo. Ver en la historia y tradición bimilenaria de la Iglesia, la solución a sus problemas. Pareciera que no tiene que ver una cosa con otra, pero resulta que los grandes santos vivieron otra liturgia, otro reinado de Cristo, sí otra sociedad...
Benedicto aseguró que la misa codificada en el concilio de Trento nunca había sido abrogada (como si eso se pudiera), restauró el uso de la casulla romana, la correcta traducción del Pro multis, el uso del fanón, la férula de Pio IX, la disposición del crucifijo en el centro del altar rodeado de tres candeleros a cada lado, impulsó el uso del latín (aún lengua oficial del cristianismo), canto gregoriano, etc. Claro no lo hizo desde el primer día. Fue un cambio paulatino, casi como para que lo asimiláramos sin darnos cuenta.
Francisco hace todo lo contrario, no canta, no dice las misas en latín ( la mayoría las hace en italiano) le gusta hacerse llamar obispo de Roma y no Papa, usa el adefesio de férula de Paulo VI (es horrible) no sigue las rúbricas estrictamente, es austero (lo cual es bueno, pero no confundir con humildad)...
En fin, talvez sólo tiene mal gusto...
La respuesta a la pregunta que inició este editorial no la tengo yo, y no quiero ponerme a pensar porque el abanico de posibilidades es enorme. Todos hacen leña del árbol caído, pero a los verdaderos católicos sólo nos queda abrazarnos a Cristo y su mensaje, a la historia y tradición de Su Iglesia, vivir los sacramentos, rezar, hacer obras de misecordia espirituales y corporales y ver en el Vicario de Cristo al hombre que guía la barca, pero una barca que no es suya y que como todos, también tendrá que rendir cuentas de los talentos que se le dieron.
Hasta el próximo De profundis.