Se llama Carlos Gómez Virseda. Tiene 27 años por lo que debe estar muy próximo a la ordenación. No se trata de un novicio que llegará o no al final, más bien no, sino de una vocación probada. Y ha escrito una carta a Benedicto XVI:
"¿Te llegará esta carta? Supongo que no… pero sí espero que recibas otras parecidas de gente que te agradezca el bien que has hecho; o mejor aún, el bien que Dios ha hecho a través de ti.
Cuando se acaba una etapa nos sale mirar atrás. Se va en busca de perspectiva, para aprender de los errores y sacar fruto de lo vivido… Recuerdo bien el día de tu elección. Los medios hacían sus quinielas y tú estabas entre los favoritos. Tu figura era utilizada para atacar el conservadurismo. «Si la Iglesia elige a Ratzinger es que no tiene remedio». En tus primeras intervenciones criticaste duramente el relativismo y yo por entonces no tenía ni idea de qué era aquello, lo cual confirmaba mis peores temores de lejanía.
Pero ya en tu primer año de pontificado nos sorprendiste a todos con la Encíclica Deuscaritas est. No se podía decir algo más hondo y con tanta sencillez a la vez. Al año siguiente entré en el noviciado de los jesuitas. Un día le pedimos al maestro de novicios hacer una peregrinación a Lourdes para encontrarnos contigo. Dormimos entre miles de jóvenes de todo el mundo. Dimos testimonio y recibimos testimonio. Empecé a mirarte con otros ojos.
Más tarde, desde Salamanca donde realizaba los estudios de filosofía, fui a tu encuentro en Fátima. De aquella vez recuerdo tu rostro preocupado, tu discurso exigente ante los seminaristas y religiosos. Acababa de estallar el escándalo de la pederastia y una sombra oscurecía tu intento de sonrisa. Cuando pasaste a mi lado, entre la multitud, yo grité con todas mis fuerzas y después cerré los ojos y recé. Quería hacerte llegar mi ánimo y compañía. «No estás solo. Tú sufres el pecado de todos pero no estás solo».
La última vez que te vi fue en las JMJ de Madrid 2012. Se te veía más anciano pero todos nos repusimos cuando en medio de la tormenta tú continuaste rezando. ¡Qué momento! A veces imagino que al pensar en un encuentro con jóvenes tú hubieras preferido algo más personal, con unos poquitos. Las grandes masas te abrumaban un poco. Pero allí estabas. Y recuerdo con sorpresa la brevedad de tus homilías, tus frases directas y profundas.
Y ya acabo, Santo Padre. Agradecido por estos 8 años. Agradecido porque me has hecho salir de mis prejuicios y me has acercado un poco más a tu gran pasión, Jesús y su Iglesia. Gracias también por el modo en que dejas tu pontificado, libre y en conciencia, como no te has cansado de repetir. Cuenta con nuestra oración; yo cuento con la tuya".
Es muy posible que yo sea extremadamente crítico con la Compañía deJesús. Una crítica que nace de mi amor por ella. A la que tanto debo. Y por ver que la actual se parece tan poco a la que conocí, amé y admiré. Cartas como ésta me levantan el ánimo. Puede resucitar la Compañía. Dios lo quiera.
fuente: La Cigüeña de la Torre
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