ARTÍCULO III
QUE FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO, NACIÓ DE SANTA MARIA VIRGEN.
Jesucristo en cuanto Dios ha existido
siempre; en cuanto hombre empezó a existir desde el momento de la Encarnación.
La palabra Encarnación significa que el Hijo
de Dios se hizo hombre.
El Hijo de Dios se hizo hombre tomando en el
seno purísimo de María, por obra del Espíritu Santo, un cuerpo como el nuestro
y un alma como la nuestra.
Se dice que la Encarnación fue por obra del Espíritu
Santo, porque es obra de bondad y amor.
La madre de N. S. Jesucristo fue María, la
que permaneció virgen perpetuamente.
María es la única entre todas las mujeres
que es a la vez madre y virgen.
El Hijo de Dios fue concebido y nació, no
como los demás hombres, sino obrando Dios sobrenatural y milagrosamente.
Jesús en cuanto Dios tiene solamente padre.
En cuanto hombre tiene solamente madre.
San José no fue el padre de Jesús, pero era
tenido como tal por ser esposo de María.
El Hijo de Dios se hizo hombre para
redimirnos y darnos ejemplo de vida.
Redimirnos quiere decir librarnos del pecado
y de la muerte eterna, y merecernos la gloria.
Jesús nos redimió muriendo en la Cruz.
Darnos ejemplo de vida quiere decir
enseñarnos el camino del cielo.
Nos enseñó el camino del cielo con palabras
y con obras.
Con obras
lo hizo durante toda su vida; y con palabras los últimos tres años de ella.
El año en que estamos ahora nos indica
cuánto tiempo hace que el Hijo de Dios se hizo hombre.
Los cristianos empezaron a contar los años
desde la venida de Jesucristo.
Desde Adán hasta Jesucristo pasaron 4000
años.
El Hijo de Dios se hizo hombre el 25 de
marzo del año 4000 de la creación.
Nació en el portal de Belén el 25 de Diciembre.
Dice el Santo Evangelio que Jesús crecía en
edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres.
De esta manera también debemos procurar
crecer nosotros.
Jesús vivió sobre la tierra treinta y
tres años.
Los treinta primeros los pasó en su casa.
Al tener edad de trabajar, se ocupó en el
humilde oficio de carpintero.
Jesús pasó los tres últimos años de su vida
predicando el Santo Evangelio.
Manifestó claramente que era el Hijo de
Dios; y lo probó, haciendo grandes milagros.
Daba vista a los ciegos, oído a los sordos,
palabra a los mudos, curaba toda clase de enfermedades y hasta resucitaba a los
muertos.
El más
grande de todos los milagros fue resucitarse a Sí mismo.
Jesús eligió a doce hombres, casi todos
pescadores ignorantes, para que lo acompañaran como sus discípulos más queridos
e íntimos confidentes, en el tiempo que duró su predicación; éstos fueron los
doce apóstoles.
fuente: Instrucción Religiosa Pbro. Galo Moret (1931)
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