La Santa Misa es sustancialmente el mismo sacrificio de la cruz, con todo su valor infinito; la misma Víctima, la misma Oblación, el mismo Sacerdote: Nuestro Señor Jesucristo.
¿Para qué sirve la Misa?
Como reproducción del sacrificio de la cruz, tiene los mismo fines y reproduce sus mismos efectos: (Adorar a Dios, pedir perdón, pedir ayuda y dar gracias).
- Sacrificio de Adoración: Con la Misa damos a Dios todo el honor que se le debe en reconocimiento de su soberana grandeza y su supremo dominio; esto del modo más perfecto posible, en grado rigurosamente infinito.
- Sacrificio de Reparación: La Misa nos alcanza, si no le ponemos obstáculos, la gracia actual, necesara para el arrepentimiento de nuestros pecados. También remite, parte al menos, de la pena temporal que había que pagar por los pecados en este mundo o en el otro. De ahí que la Santa Misa aproveche también a las almas del Purgatorio.
- Sacrificio de Petición: La fuerza impertratoria de la Misa es incomparable. De suyo, infalible e inmediatamente mueve a Dios a conceder a los hombre todas cuantas gracias necesiten, sin ninguna excepción; si bien la colación efectiva de esas gracias se mide por el grado de nuestra disposición y se puede ver frustrada por el obstáculo voluntario que pongamos.
- Sacrificio Eucarístico: La Misa ofrece una acción de gracias al Padre que supera nuestra deuda, rebosándola infinitamente; porque es el mismo Cristo el que se inmola por nosotros y en nuestro lugar da gracias a Dios por sus inmensos beneficios.
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