miércoles, 8 de mayo de 2013

Imitatio Christi

Capítulo: VII
HUIR DE LA ESPERANZA INFUNDADA Y LA SOBERBIA

1. Está vacío el que pone su confianza
en las personas o las cosas creadas.
No te avergüences de servir a los demás
por amor a Jesús
y aparecer ante ellos como pobre.
No te sostengas en ti mismo
sino pon en Dios tu esperanza.
Haz lo que esté de tu parte
y une tu buena voluntad a la de Dios.
No confíes tanto en tu ciencia
o en la astucia de algún otro
sino más bien en la gracia de Dios
que ayuda a los humildes
y desecha a los presumidos.
2. No te engrías por tus posesiones
o amistades poderosas
confía sólo en Dios que todo lo otorga
y desea darse Él mismo a nosotros.
No te coloques sobre los demás
por tu prestancia o belleza física
que una pequeña enfermedad
puede destruir y sepultar.
No te contentes tanto
de tu propia habilidad e ingenio
no vaya a ser que descontentes a Dios
verdadero dueño de todo lo que posees.
3. No pienses que eres mejor que otros
no vayas a aparecer peor ante Dios
que conoce muy bien cómo es cada uno.
No te ensoberbezcas por tus buenas acciones
ya que el criterio de Dios es distinto del nuestro
y a veces lo que está bien a los demás
no le parece suficiente a Él.
Si tienes algo bueno cree que es mejor lo ajeno
conservándote así humilde.
No te hace ningún daño colocarte al último
en cambio puede ser muy dañino
ponerse por delante de uno solo.
Con el humilde está la paz
en el autosuficiente
hay celos e indignación con frecuencia.

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