Está de moda atacar a la Iglesia acusándola de ser la causante
de los mayores crímenes de la historia. La Inquisición y Las Cruzadas suelen ser
temas favoritos. Es verdad que estas cosas ocurrieron y se deben examinar como
parte de la historia sin justificarlas. Pero es totalmente falso e injusto
concluir que estos hechos constituyen los mayores crímenes de la historia. Esas
acusaciones reflejan el prejuicio anti-católico que prevalece en nuestro mundo
actual.
La actual persecución contra la Iglesia nos recuerda a los nazis
que acusaban a los judíos de ser los causantes de todas las miserias de
Alemania. ¿Acaso era cierto que los judíos cometieron crímenes? Sí, es cierto.
Pero no más que los cometidos por los demás alemanes. Todas las etnias han
cometido crímenes. ¿Eran los crímenes causados por el hecho de ser judíos? No.
No era el judaísmo el causante de los crímenes, ni eran los crímenes de los
judíos diferentes a los de cualquier otro grupo. Pero la propaganda Nazi saturó
la creencia popular con historias de crímenes cometidos por judíos hasta crear
una imagen nefasta. Una imagen que parecía imposible constatar.
Al
defender a los judíos, ¿se estaría negando que algunos cometieron crímenes?, ¿se
estaría minimizando el mal?. No. Mas bien se estaría haciendo justicia. Dios
quiera que todos luchemos contra el crimen, que nunca se justifique un solo
abuso contra un ser humano. Pero adjudicar el crimen a una raza o etnia es en si
una injusticia que no hace mas que perpetuar el mal.
Una mentira
repetida constantemente llega a creerse El ataque incesante contra la
Iglesia Católica ha creado una radical distorsión de la realidad. Los pecados de
la Inquisición se han explotado sin análisis crítico con el fin de atacar a la
Iglesia. Al escuchar los comentarios de estos modernos inquisitores, parecería
que la Iglesia no ha sido mas que una gigante inquisición causante de todos los
crímenes de la historia. Esta es la gran mentira que no debemos aceptar.
Ningún católico o persona de buena voluntad debe permitir semejantes
ataques. Los eventos de la historia solo se pueden entender en su contexto y
utilizando fuentes auténticas. Pero las exageraciones absurdas y las mentiras se
han repetido tanto, que la mayoría las cree como hechos históricos.
Para juzgar el pasado hay que conocer la historia y no manipularla o
sacarla fuera de contextoUno de los casos que con frecuencia se utilizan
como paradigma de los horrores de la Inquisición es el famoso juicio contra
Galileo. Recientemente recibimos un e-mail reprochando a la Iglesia por haber
"torturado y ahogado a Galileo en la época medieval". Esta acusación, sin
embargo, contiene varios errores de base: 1-Galileo no vivió en los tiempos
medievales, 2- Galileo no fue torturado, 3- Galileo no fue ahogado ni muerto por
violencia sino que murió anciano (76 años) en su casa. Sospecho que el autor del
e-mail tomó su información de las historias de Galileo que proliferan en los
medios de comunicación.
Una cosa es criticar el juicio en si, otra cosa
es atacar a la Iglesia en general. Galileo es católico tanto como lo son sus
opositores. Los que atacan a la Iglesia por el
caso Galileo no la aman como lo hizo él, pues a pesar de todo,
fue católico toda su vida. En fin, es cierto que en el caso de Galileo se
cometieron injusticias (reconocidas ya por la Iglesia en el siglo XVIII). Pero
Galileo también tenía buenos amigos en la Iglesia (como el Cardenal Roberto
Belarmino) y el Papa no firmó la sentencia contra el.
No es nuestra
intención justificar ninguna injusticia. Un solo crimen cometido es algo
reprobable. Pero cuando se juzga hay que ser objetivo, honesto y mesurado, de lo
contrario se cae en el mismo error que se pretende delatar. Hoy no faltan los
inquisidores contra la Iglesia católica.
La Iglesia ya ha pedido perdón
y hemos visto como hasta el perdón se ha querido manipular como una aceptación
tácita de todas las acusaciones tal como las proponen. El siguiente pasaje
presenta la posición de la Iglesia sobre el perdón:
El Magisterio
eclesial no puede evidentemente proponerse la realización de un acto de
naturaleza ética, como es la petición de perdón, sin haberse informado
previamente de un modo exacto acerca de la situación de aquel tiempo. Ni
siquiera puede tampoco apoyarse en las imágenes del pasado transmitidas por la
opinión pública, pues se encuentran a menudo sobrecargadas por una emotividad
pasional que impide una diagnosis serena y objetiva...
Esa es la razón
por la que el primer paso debe consistir en interrogar a los historiadores, a
los cuales no se les pide un juicio de naturaleza ética, que rebasaría el ámbito
de sus competencias, sino que ofrezcan su ayuda para la reconstrucción más
precisa posible de los acontecimientos, de las costumbres, de las mentalidades
de entonces, a la luz del contexto histórico de la época -Documento: Memoria y reconciliación El pecado no
es propio de la naturaleza de la Iglesia Es necesario saber distinguir
entre la naturaleza y el accidente. Por ejemplo: La maternidad es un hermoso don
de Dios, su naturaleza es muy buena.
Es cierto que hay muchas madres que
cometen graves delitos contra sus hijos. No por eso deja de ser buena la
maternidad y al defenderla no estaríamos justificando los delitos, al contrario,
el mal se comprende mejor cuando se tiene conocimiento de como las cosas
deberían ser.
La prostitución, sin embargo, es mala en su propia
naturaleza. Su razón de ser en si misma es contraria a la dignidad humana. No
por eso arremetemos contra las prostitutas para apedrearlas. Pero si quisiéramos
ayudarles a salir de esa opresión.
La Iglesia es muchísimo más que
Inquisición y los inquisitores son muchísimos más que los de la
IglesiaPara apreciar la realidad de las cosas hay que ver el cuadro
completo y en proporción. Para ver las cosas en perspectiva hay que entender que
la Inquisición no representa sino una mínima porción de la actividad de algunos
de los miembros de Iglesia de la época.
Durante la Inquisición habían en
la Iglesia multitudes de creyentes viviendo la doctrina del amor del Evangelio.
Muchísimos santos y santas entregaban sus vidas por Dios y por el prójimo. La
Iglesia tenía infinidad de hospitales, casas para ancianos y pobres...
Las comunidades mendicantes de San Francisco, Santo Domingo y muchas
otras llevaban la Buena Nueva hasta los confines del mundo... Muchos católicos,
tanto laicos como miembros del clero lucharon para propagar el Evangelio que es
amor, paz y justicia en Cristo. Esta es la gracia de Dios, esta es la misión de
la Iglesia. ¿Ha visto usted que se honre a la Iglesia por todo esto?
Era
aquélla una época que, como en todas, abundaron los crímenes procedentes de
todos los sectores. Los procedimientos de la Inquisición eran los medios de la
época y, en su esencia, los medios de las épocas anteriores y posteriores. No se
justifica. Pero los inquisidores que cometieron injusticias no lo hicieron por
ser ellos católicos sino por ser hombres influenciados por el mundo, por tener
un corazón duro en que la gracia de Cristo no pudo prevalecer. Esta distinción
es esencial.
El mal y las injusticias siempre han ocurrido y no han
cesado. ¿Porque se señala la Inquisición? Reitero que estoy de todo corazón
opuesto al abuso, a las torturas... Pero también estoy de todo corazón opuesto a
que se manipulen estos terribles males para señalar a la Iglesia cuando es
precisamente ella la que mas ha hecho por la dignidad del hombre.
Además, no todo lo que hizo la Inquisición fue errado o violento. La
inquisición tenía una justa razón de ser como tribunal de justicia que corrigió
muchos abusos. El mal de la Inquisición está en que muchos de sus jueces se
dejaron influenciar por los métodos de enjuiciamiento y de castigo utilizados
universalmente sin considerar que eran contrarios a la doctrina de la Iglesia.
Todos los hombres son pecadores. No por ser miembros de la Iglesia
estamos exentosEl pecado ha existido desde Adán y Eva. Los abusos de
derechos humanos, particularmente contra los enemigos han sido siempre (y son)
la penosa norma en la historia. Nada mas hace falta estudiar la historia de
cualquier imperio, de cualquier país, de cualquier raza o de cualquier época
para constatarse de ello.
La Iglesia, compuesta de personas que viven en
el mundo, ciertamente se ve afectada por las prácticas del mundo. Pero el pecado
no es fruto de la Iglesia. Cuando sus hijos pecan, aunque estos sean de la
jerarquía, es precisamente por no vivir según su Evangelio, por no ser
consecuentes con su vocación bautismal de ser Iglesia.
El pecado se
infiltra como contagio en la Iglesia Ya desde el principio, entre los
doce Apóstoles, surgió un traidor. Ya la Iglesia tenía pecadores y escándalos.
Jesús nos advirtió: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquél
por quien vienen! (Lucas 17:1).
Obviamente Jesús no justifica el pecado,
pero nos advierte que aún en la Iglesia somos vulnerables y siempre habrá buen
fruto y cizaña creciendo juntamente (Cf Mt 13:25-40). ¿Es la Iglesia la causante
de la cizaña?. No. Su doctrina y su gracia no fomentan cizaña alguna. Es el
enemigo, el que opera en el mundo, quien penetra y la siembra.
Ciertamente debemos de renunciar al pecado y sacarlo de entre nosotros.
No podemos justificarlo. Ciertamente los católicos son influenciados por el
mundo y caen muchas veces en lo mismo que hace el mundo. Pero ¡mucho cuidado de
no condenar a la madre buena por lo que hacen los hijos réprobos!
La
Iglesia es santa por su naturaleza, santa en virtud de su Cabeza que es
Cristo.La Iglesia es su Cuerpo Místico. En ella se encuentran todos los
medios para la santidad. Su doctrina es santa. De ella recibimos la gracia para
vivir el amor y el perdón. El pecado de sus miembros no restan verdad a lo
dicho. Solo demuestra que ellos no supieron vivir a la altura de su vocación.
Los que quieren ver pueden descubrir en la multitud de santos los efectos de la
gracia que la Iglesia comunica a aquellos que la saben recibir.
La
Iglesia, a través de los siglos, ha sido el principal agente en la toma de
conciencia sobre los derechos humanos y en los esfuerzos por su implementación.
La Iglesia se ha dedicado a través de los siglos ha enseñar el camino del amor
divino que recibe de Cristo. Multitudes de hombres, mujeres y niños se han
entregado a servir a Dios y a sus hermanos inspirados y fortalecidos como
miembros de la Iglesia.
¿Qué hacemos hoy día? ¿Qué diremos de nuestro
siglo? La Inquisición se queda muy pequeña en comparación con los genocidios de
nuestro tiempo. ¿Cómo podemos reclamarle a los que vivieron en otro siglo por
sus crímenes si nosotros mismos aceptamos la masacre actual de millones de niños
inocentes?
Conclusión
Reflexionar sobre los males del
pasado, dentro y fuera de la Iglesia, nos debería ayudar a valorar más la verdad
eterna de la doctrina de la Iglesia que brilla ante la razón y nos reta a buscar
nuestra propia conversión y a luchar por eliminar las atrocidades de hoy día.
Aún desde un punto de vista puramente humano, podemos constatar cuanto
necesitamos a la Iglesia, pues ¿quién es hoy día la voz que clama por los no
nacidos, los ancianos, los inmigrantes, los presos, por los que no tienen voz?
fuente: Catholic.net
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